viernes, 8 de marzo de 2013

Nueva ley laboral

Nueva ley laboral

La reforma del mercado de trabajo aprobada en febrero del año pasado por el Ejecutivo del PP ha sido la más amplia y ambiciosa emprendida por un gobierno en décadas, abaratando los costes del despido, buscando introducir mayores dosis de flexibilidad en los convenios y en la negociación colectiva, y reduciendo trámites administrativos. Todo ello, según el Gobierno, con un único objetivo: sentar las bases para la creación de un mercado laboral más sano y robusto.
Las cifras , sin embargo, son demoledoras: durante el primer año de vida de la reforma laboral, la economía ha perdido otros 850.000 empleos y el número de parados se ha situado en el umbral de los seis millones, según la EPA, en un escenario en el que los afiliados a la Seguridad Social apenas superan los 16,1 millones, 778.000 menos que en enero del año pasado y tres millones menos que en 2007 y 2008.
¿Ha sido peor el remedio que la enfermedad?, como señalan los sindicatos o el PSOE, cuyo secretario general, Alfredo Pérez Rubalcaba, ha anunciado que lo primero que hará su partido cuando regrese al poder será derogar la reforma laboral del PP.
Mejora de la productividad
Para Rafael Pampillón, director de Análisis Económico de IE Business School, el escenario creado por la reforma laboral es mejor que el que existía antes, ya que ha permitido dar primacía al convenio de empresa sobre el sectorial, reducir los costes laborales unitarios y, por tanto, mejorar la productividad y competitividad de las empresas españolas. Según Pampillón, la destrucción de empleo en los últimos cinco años ha sido del 16%, mientras que el PIB ha caído un 5%, lo que significa que España ha mejorado de forma muy significativa su productividad.
"Lo que ha hecho esta reforma es permitir que algunas empresas se salven", señala Pedro Schwartz.
Asimismo, señala que, pese a la actual pérdida de empleo, la actual reforma ha creado el marco propicio para que, una vez se recupere la economía, la contratación laboral sea más rápida que en el pasado. "Hay que tener en cuenta -afirma- que estamos cambiando el modelo productivo".
En este sentido, advierte, no obstante, de que en el futuro será muy difícil reubicar la mano de obra de baja cualificación que proliferó durante el boom de la construcción, un proceso que se vio alimentado por la fuerte inmigración del periodo 2000-2007, "en el que llegaron a España alrededor de cinco millones de personas".
Pedro Schwartz, profesor extraordinario de la Universidad San Pablo CEU, coincide en que una parte del efecto de la reforma laboral es que "ha permitido que las empresas se liberaran del empleo poco productivo", lo que ha mejorado su competitividad. Sin embargo, ha tenido la contrapartida de provocar una avalancha de expedientes de regulaciones de empleo (EREs).
Pese a todo, el economista considera que sin esta reforma, la destrucción de empresas hubiera sido mayor. "Lo que ha hecho esta reforma es permitir que algunas empresas se salven", señala.
La actual reforma ha creado el marco propicio para que, una vez se recupere la economía, la contratación laboral sea más rápida que en el pasado, asegura Rafael Pampillón.
Enrique Quemada, CEO de ONEtoONE Corporate Finance, resalta que la reforma laboral ha propiciado una deflación interna que hace unos años era impensable, espoleando la competivividad de las compañías y de la economía, que se había resentido de los incrementos salariales previos a la crisis.
Contrato único
Asimismo, coincide en que "hay muchas empresas que no están cerrando gracias a la reforma laboral", sin cuyas herramientas el escenario hubiera sido aún peor. No obstante, considera que los cambios introducidos, aunque relevantes, son todavía insuficientes en un entorno cada vez más globalizado y competitivo, anticipando que serán necesarias más reformas en el futuro.
En un aspecto en el que coinciden otros expertos, como Rafael Pampillón, quien cree precisa "una vuelta de tuerca a la reforma laboral", reduciendo, por ejemplo, el todavía amplio abanico de fórmulas de contratación. En su opinión, hay que tender hacia un "contrato único", vía por la que también aboga Pedro Schwartz, quien señala que "debería haber un solo tipo de contrato".
¿El momento adecuado?
Por su parte, José Luis Martínez Campuzano, estratega de Citi en España, cree que es muy complejo medir los efectos de la reforma laboral. De un lado, se pregunta si el momento elegido para ponerla en marcha fue el adecuado, toda vez que a corto plazo "ha podido servir para que el mercado se ajustase más rápidamente". A este respecto, cree que la reforma debería haberse acometido mucho antes, en lugar de hacerlo en una fase de recesión.
No obstante, confía en que los cambios introducidos empiecen a surtir efecto una vez se haya estabilizado el escenario económico, contribuyendo entonces a una más rápida creación de empleo. En opinión de Martínez Campuzano, "con crecimientos del PIB del 1% podríamos empezar a crear ya empleo", frente a etapas anteriores en las que eran precisos crecimientos del orden del 2%.
Problemas sin resolver
José Carlos Díez, economista jefe de Intermoney, quien advierte de que "los efectos de una reforma laboral siempre son inesperados", se muestra tajante al señalar que si bien la reforma efectuada por el Gobierno presenta aspectos positivos, como una mayor flexibilidad en el mercado de trabajo, "ha llegado en un momento inoportuno, de fuerte destrucción de empleo". A este respecto, aunque reconoce que era conveniente reducir los costes del despido para acercarlos a los de otros países del entorno, considera que no se ha hecho quizás en el momento más adecuado.
José Carlos Díez, de Intermoney, señala que la reforma llegó "en un momento inoportuno, de fuerte destrucción de empleo".
Asimismo, cree que la reforma no ha corregido los problemas de fondo, como la temporalidad, "que continúa" (de hecho, señala que buena parte de los contratos en la actualidad "son parciales y temporales"), y aboga por suavizar los efectos de la reforma sobre la negociación colectiva, ya que de un escenario en el que el peso recaía sobre los convenios "se ha pasado a otro en el que las empresas pueden bajar indiscriminadamente el salario a los trabajadores". A este respecto es partidario de rectificar y de buscar un punto intermedio entre la situación anterior y la presente.
En este complejo escenario, el ministro de Economía, Luis de Guindos, pidió ayer "tiempo" para recoger los frutos de la reforma laboral. La pregunta es cuánto más necesita para remontar el vuelo un mercado de trabajo que presenta niveles récord de paro y encadena varios años de fuerte deterioro casi ininterrumpido.

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